F5J en España

Erase una vez que se puso a llover y a llover y viento y viento. Y así como cuarenta días. Y al cabo de los cuarenta días pues ya paró. Tal como un seis de mayo. Amaneció con una intensa niebla y nadie sabía si seguiría lloviendo o si más arriba del agua y más arriba de la niebla luciría el sol. Así que los del Arca subieron a una montaña para averiguarlo.

Iban en pequeños barcos y por parejas para reproducirse en el caso de que se hubiera extinguido la especie efecinjo. Entre la niebla y las tinieblas la primera pareja que apareció fue la Antonio y Paco con sus hombres y un destino:  reproducir la organización del torneo. Yo llegué a las siete de la mañana y ya habían instalado los cimientos de la barbacoa, colocado unas mesas plegables de piedra y ya habían volado para probar que el aire aún mojado permitía la estabilidad aérea. Con parejas como éstas se perpetuará la especie. Con ese sentido de la anticipación y con ese deseo de agradar podrán organizar el mundial de 2019. Habían elegido como lugar de alunizaje/aterrizaje uno de los parajes más bonitos del continente madrileño, cerca de las montañas y mas allá y más arriba del mundanal ruido. En las altas praderas del territorio de los Gatos que amablemente cedieron y segaron sus hierbas para mejor deslice de nuestros aeroplanos.

De entre las nieblas fueron apareciendo otras parejas reproductivas: Julito y Jorge, J&J, una pareja que se pelea pero que se quiere y que está empeñada en producir pájaros de carbono que aguantan + y más en el aire con – y menos metros y motores.  O Juan y Javier , J&J prima, pareja que se quiere y no se pelea sino que organiza con discreción los tejemanejes de la alta política organizativa de los altos vuelos. O los M&M, Senior y Junior , que hacen que se pelean pero que no y que son la fragua del carbón piedra nacional y promesa de un futuro con grafenos y otras salsas con caso omiso a la física tradicional y la teoría de partículas.

Todo ello sin menoscabo de las familias monoparentales que sin necesidad de mayor fecundación reflexiva son capaces de una fecunda producción de algunos de los elementos más peculiares de nuestra especie. Por ejemplo Marco. Artífice de la reproducción intrínseca del carbono, es decir del CO2 en avión y de avión roto en avión nuevo y eso por no mencionar de las sorpresas que nos depara para dentro de unas semanas. O Alex que con su Vinco nuevo y su retraso infinito del centro de gravedad hasta muy detrás de la cola que consiguió en su primera aparición el desplazamiento del espacio tiempo que le llevaría al tercer puesto de la clasificación.

Así que reunidos todos los feligreses y al toque de la campana todos esperábamos la tradicional homilía del Obispo Antonio. Que si el respeto de la mujer y el avión del vecino que si las reglas de castidad en primavera. Pero para nuestra sorpresa el obispo nos espetó “pero qué os voy a contar que vosotros no sepáis” “pues lo del evangelio del año pasado por estas fechas”. A mi no me sobra que se repita cada domingo el rollo de la seguridad. Que prefiero ese pequeño coñazo a los choques del carbono y a los choques de las miradas. Pero la verdad es que todo funcionó tan bien que no hubo que casi pecados de los feligreses. Así pues los monaguillos retiraron la niebla, desenrollaron el césped, encendieron el sol y conectaron las térmicas que nos acompañarían toda la soberbia mañana.

De la competición poco que reseñar. Ya en el primer vuelo el tiempo más corto fue de 9 con 49, el del mil de Javier. En el segundo Julito nos hizo un corte (no de mangas) de 34 metros. Y yo que me creía el rey de todo el mundo con mis 9 con 54 y tres metros. En la segunda manga Jorge le cortaría a Julio 10 metros por debajo y se quedaría por arriba. En la tercera Marco se echaría un mil con corte a 80. Dos metros más arriba que Julio pero a seis metros menos  del blanco.

Y así hasta el recreo de panceta y chorizos. Que los esforzados hombres de la cocina llevaban preparando sobre las brasas desde el amanecer. Hay veces en la vida que tenemos más de lo que nos merecemos. Sea por las otras que tenemos menos.

El resto del concurso nos siguió deparando unas condiciones fantásticas, eso sí con algunas sorpresas. Ángel nos sorprendió en un fotofinish con un lanzamiento en levitación que prueba su maestría suprema en la fase del lanzamiento.

Que no solo cuenta cortar bajo sino que cuenta y mucho el aire con que se lanza, el estilo. Enrique se hizo un mil en un vuelo en el que el segundo solo hizo 580 puntos. Vamos que nos dejó tirados. Eso sí, ayudado en las bandas, como los árbitros de fútbol, por Medina&Medina and sons.

Y con este buen sabor de chorizo y vuelos segando las nubes no fuimos a casa colorín colorado.

http://fam.gliderlink.net/comps/results/35